sábado, enero 13, 2007

Aprender a quererte



Desde que nací, te enfrenté a través del llanto y cuando respiré con más vigor ensordecí tu presencia.
Y por amor, te recordé.

No te quise, porque despojarme la vida a través de la vida de otros querías. Nunca habría entendido tus lecciones.

Aún así, ante mis ojos rondaste, y hasta mi piel tocaste.
Lloré en tu presencia y te supliqué por la vida.
Y fue que en un minuto me acerqué para abrazarte, siempre con el respeto que te mereces. Tímida sí, aunque dispuesta a conocerte.

No puedo decir que no te temo, aún es muy pronto.
No me has arrebatado tanto y tampoco sé si cuando lo hagas te siga queriendo.

Pero pensar, que tras tuyo hay más de lo bello que he podido conocer, con más fuerza que la del agua cayendo en cascada, con más sueños que pierden su connotación ya que son realidades, con infinito, con presencia celestial.
Me hago humilde ante ti, y te digo que he de aprender a quererte, Muerte.

Posted by Picasa

1 comentario:

Arlette dijo...

Es una de esas grandes controversias que enfrenta el alma, cuando comienzas por cuestionar, pedir, agradecer, no es muy claro, pese a que es lo único seguro, sin embargo es como un haz d eluz iluminando el camino el poder saber y comprender que hay algo más allá que espera por nosotros y por quienes amamos que nos acogera con un manto de infinita gloria, y que no podemos tan sólo imaginar tanta magestuosidad.
Asi y todo tememos, más nos demuestra lo infimamente pequeños ante la presencia de este ser maravilloso y omnipotente que nos marca el camino.