Quisiera escribir de ti, pero aún mencionándote ahora, no puedo.
Quisiera plasmar aquello que siento, como normalmente lo hago, sin embargo por más que busco la naturalidad de las palabras, me es imposible dejar de utilizar un filtro racionalista que coarta el despliegue desinhibido que me llevó a tomar esta decisión de escribir.
Quisiera escribir de ti, porque eso involucra futuro, pero no lo hago y mantengo la condicionalidad del verbo querer, ya que decir futuro es apresurarse.
Quisiera escribir de ti, porque haciendo esto te hago más tangible, más cercano a mi persona y jugando como se hace con un arma de doble filo, también te alejo.
¿Por qué la inconsecuencia?... porque he aprendido a no arriesgarme por completo.
Aún así, quisiera escribir de ti.
Quisiera escribir de ti, porque escribiendo es como exhorto mis miedos, porque las palabras son mi medio de convencimiento, porque cuando releo lo que escribo me siento más tranquila, porque aunque no quisiera que leyeras esto, quiero que lo leas.
Quisiera escribir de ti, porque si a estas palabras se les pudiera crear una melodía, también cantaría.
Quisiera escribir de ti, porque si es así como tú también puedes decidir qué hacer, me estaría arriesgando ahora con el juego de mi última carta.
Quisiera plasmar aquello que siento, como normalmente lo hago, sin embargo por más que busco la naturalidad de las palabras, me es imposible dejar de utilizar un filtro racionalista que coarta el despliegue desinhibido que me llevó a tomar esta decisión de escribir.
Quisiera escribir de ti, porque eso involucra futuro, pero no lo hago y mantengo la condicionalidad del verbo querer, ya que decir futuro es apresurarse.
Quisiera escribir de ti, porque haciendo esto te hago más tangible, más cercano a mi persona y jugando como se hace con un arma de doble filo, también te alejo.
¿Por qué la inconsecuencia?... porque he aprendido a no arriesgarme por completo.
Aún así, quisiera escribir de ti.
Quisiera escribir de ti, porque escribiendo es como exhorto mis miedos, porque las palabras son mi medio de convencimiento, porque cuando releo lo que escribo me siento más tranquila, porque aunque no quisiera que leyeras esto, quiero que lo leas.
Quisiera escribir de ti, porque si a estas palabras se les pudiera crear una melodía, también cantaría.
Quisiera escribir de ti, porque si es así como tú también puedes decidir qué hacer, me estaría arriesgando ahora con el juego de mi última carta.