Escribo...
Me cubro en el vaivén de las palabras sin sonido y busco con cautela describir la idea que en sensación se convierte.
Son mis labios los que dibujan en este espacio el contorno de las letras y es ahora cuando mis manos palpan los fragmentos de pasado que me construyen.
Antepongo al jurado los juicios que me abruman y desde la tranquilidad a la que me aferro, escucho el veredicto.
Y descanso por mi abogacía para luego cumplir la sentencia.